Neuromarketing: La justificación de las emociones
La mayor parte de las decisiones humanas se toman a nivel emocional y se justifican racionalmente, lo que dificulta saber a ciencia cierta si los mensajes publicitarios conectarán con la audiencia.
Durante los años 80 y 90, las grandes empresas comenzaron a preguntarse por qué la mitad de sus productos y estrategias de marketing fracasaban.
Después de consultar sus inquietudes con expertos en ciencias del comportamiento y con otros especialistas, llegaron a la conclusión de que los consumidores no toman decisiones sobre los productos que compraban de una forma plenamente consciente o racional.
Esto los forzó a modificar su plan estratégico y adaptar sus mensajes con un tono enfocado en las emociones humanas.
Aquí es donde entra el neuromarketing, una disciplina especializada de la investigación en marketing que utiliza mediciones biométricas para estudiar los efectos que producen en el cerebro humano la publicidad y otras acciones del ámbito de la comunicación.
Se enfoca principalmente en el comportamiento y las reacciones de los consumidores, a través de diferentes sentidos como la vista, el tacto y el oído.
Su objetivo es llegar a conclusiones definitivas que permitan mejorar la conexión de una marca con su audiencia y, especialmente, determinar las causas no-racionales por las que algunos mensajes funcionan y otros no.
Entre los principales beneficios del neuromarketing para una empresa se encuentran:
- Optimizar la experiencia del cliente en su opción de compra colocando a la vista imágenes y productos destacados.
- Provocar el llamado efecto viral entre la audiencia.
- Estimular la experiencia con el producto y la marca a través de los 5 sentidos.
- Mejorar el alcance, la retención y el procesamiento de la información de dicha marca o producto a través de diversas técnicas de asimilación en la memoria sensorial.
- Actuar especialmente sobre la experiencia emocional y el recuerdo.
En resumen, el neuromarketing ayuda a diseñar de una mejor manera la estrategia de una marca, reenfocando la creación de contenido en función de las emociones y la motivación de los clientes potenciales.